martes, 14 de abril de 2009

Tras el éxito de su libro “No Logo” Naomi Klein ha seguido contribuyendo incansablemente al debate sobre la globalización, su impacto y su futuro, hasta dar forma al presente volumen, Vayas y Ventanas,  en el que se reflejan dos años de su vida particularmente intensos, vividos entre manifestaciones multitudinarias e informes realizados en primera línea de fuego…



Con todo ello nos pone al día de todas las iniciativas de cambio y de sus posibilidades, de las esperanzas y de los obstáculos que se deben superar. Para conseguirlo recopila sus artículos y conferencias más importantes, la mayoría de estas últimas inéditas hasta el momento de la edición del libro -2003-  y el resultado es, de nuevo, una reflexión sobre la resistencia en el mundo actual: protestas callejeras que arrastran a miles de jóvenes, actividades subversivas a través de los nuevos medios de comunicación, movimientos que ocultan una enorme fuerza tras su aparente desorganización...

Provocativo, inteligente y apasionado, Vallas y Ventanas es una guía para la supervivencia en la economía de hoy, un análisis de la globalización y sus consecuencias, así como un documento sobre una época única en la historia.

lunes, 13 de abril de 2009

ESTAMOS DE VUELTA!!

Parte 3

China crece más de lo que dice...

Como muchos de los funcionarios que entrevisté en China, Kang Xuetong, subdirector general para América latina del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista, me preguntó qué impresión me había causado el país hasta el momento. Estábamos hablando en un salón de protocolo del Comité Central, un moderno edificio de cuatro pisos con un lobby de paredes de vidrio que le daba un aspecto de banco más que de cuartel general del Partido Comunista. Era una de mis entrevistas más importantes en China, y una que me interesaba mucho: como en todos los países comunistas, el Comité Central del Partido Comunista es el poder detrás del trono, y sus funcionarios a menudo tienen mucho mayor influencia que sus pares en el gobierno.

Y Kang, un hombre de aspecto atlético que hablaba perfecto español, era un elemento clave en las relaciones de China con América latina. “¡Estoy impresionado!”, le contesté, con la mayor sinceridad. “Un crecimiento anual de más del 9 por ciento en varias décadas, 60 mil millones de dólares en inversiones anuales, 250 millones de personas rescatadas de la pobreza. ¡Corno para no impresionar a cualquiera!”, agregué. Lejos de festejar con orgullo lo que estaba diciendo, Kang levantó una mano en señal de advertencia y señaló: “Sí. Pero no pierda de vista que todavía somos un país en vías de desarrollo. Hay que poner las cosas en contexto. La inversión en China, calculada per cápita, es menor que en América latina. No hay que mirar las cifras globales. Todavía tenemos una enorme cantidad de pobres. Todavía tenernos muchos problemas. Y hay que tener siempre presente que cualquier logro que tenemos hay que multiplicarlo por 1.300 millones de personas. Y cuando multiplicamos un logro por 1.300 millones de personas, muchas veces se vuelve insignificante”.

En entrevistas posteriores con otros funcionarios oficiales, me llamó la atención encontrarme con el mismo fenómeno: los funcionarios chinos parecen programados para minimizar los logros macroeconómicos del país, en lugar de explotarlos como herramientas propagandísticas. Al revés de lo que ocurre en otros países, en los que los funcionarios se agarran de cualquier cifra económica favorable para presentar a su nación como destinada a un futuro de grandeza, los chinos hacen lo contrario. Cuando comenté este fenómeno con algunos diplomáticos latinoamericanos con los que me vi en Beijing, varios de ellos me señalaron que, efectivamente, los funcionarios chinos nunca magnificaban sus logros.

 Por el contrario, exageraban las cosas hacia abajo. Lo más probable es que lo hicieran para evitar que el resto del mundo viera a China como una amenaza que podía poner en peligro el bienestar económico o la paz mundial. El gobierno chino es sumamente consciente de la opinión pública mundial, y enfatiza constantemente el rol de China como un país pacífico, con una filosofía supuestamente pacifista, me dijeron. En el año 2004, por ejemplo, el gobierno había adoptado el término “ascensión pacífica” para describir el boom económico chino en el contexto mundial. Pero poco después, pues advirtiendo que la palabra “ascensión” estaba acrecentando los temores en el resto del mundo, el gobierno había reemplazado el término por el de “desarrollo pacífico”. Sin embargo, muchos economistas occidentales sospechan que la costumbre del gobierno chino de minimizar sus logros va mucho más allá de las palabras. “La credibilidad de las estadísticas chinas es dudosa”, dice Ted C. Fishrnan, el autor de China Inc., un libro sobre el boom económico chino de gran difusión en los Estados Unidos. “En el pasado, había muchas quejas de que los funcionarios chinos exageraban sus cifras para arriba, cosa de mostrar que estaban haciendo un buen trabajo. Ahora, un coro de escépticos argumenta que las cifras son demasiado bajas”, explica.

Efectivamente, hay un incentivo para minimizar las cifras: el gobierno chino está ejerciendo cada vez más presión sobre los bancos de inversión para que dirijan sus proyectos a las zonas más pobres del país. Por ese motivo, las ciudades de la costa, que son las más ricas y principales beneficiarias de la avalancha de inversiones extranjeras, reducen sus cifras de crecimiento económico para que el gobierno central no les quite recursos y los envíe a otras zonas del país. Y muchas zonas pobres que están empezando a desarrollarse también disimulan su crecimiento para no perder su estatus de “zonas de pobreza”, con lo que dejarían de recibir varios apoyos económicos del gobierno.

Quizá por eso las cifras económicas que el gobierno central recoge de las provincias chinas no coinciden con las cifras económicas que los municipios, ciudades y regiones dan a conocer en sus propias publicaciones. A juzgar por la suma de las cifras económicas de los gobiernos locales, la economía China es un 15 por ciento mayor que lo que reporta el gobierno central a las instituciones financieras internacionales, dice Fishman. Esta disparidad en las esta dísticas ha causado tantas críticas que el gobierno central ha presentado cargos contra unos 20 mil funcionarios locales en los últimos años, acusándolos de haber hecho fraude al enviar sus cifras a las autoridades en Beijing.

Asimismo, las cifras del gobierno central sólo representan la economía formal. Si se le agregara la enorme economía informal, las cifras serían mucho mayores aún. La CIA, en su “World Factbook”, un almanaque mundial de acceso al público en Internet, señala que si la economía china se calcula en términos de paridad de poder adquisitivo —una de las dos medidas utilizadas internacionalmente para medir la actividad económica—, su monto total anual no sería de 1,4 trillones de dólares anuales, como lo indica el gobierno chino, sino de 7,2 trillones. “Si se mide en base a la paridad del poder adquisitivo (PPP), en 2004 China fue la segunda economía más grande del mundo, después de la de los Estados Unidos”, estimó la agencia de inteligencia norteamericana. O sea que mientras las estadísticas oficiales chinas señalan que la economía actual del país apenas equivale al 10 por ciento de la de Estados Unidos, otras ya señalan que equivale a más del 60 por ciento de ésta, y podría alcanzarla antes de lo que muchos suponen.


La nueva consigna comunista: privatizar

¿Qué porcentaje de la economía china está en manos privadas?, le pregunté a Zhou Xian, un alto funcionario del Ministerio Nacional de Desarrollo y Reforma, en mi primera entrevista oficial en Beijing. Pocos minutos antes, había llegado al salón de ceremonias del Ministerio acompañado por el señor Hu, mi escolta gubernamental. En China, los periodistas extranjeros deben tramitar todas las entrevistas a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, que le da las visas de entrada al país, les tramita las entrevistas y los acompaña en las mismas. El salón donde nos esperaba Zhou era una sala elegante, de color durazno, con las sillas colocadas en forma de “U”, como un rectángulo con uno de sus extremos abiertos. En la cabecera había dos sillones alineados, orientados hacia el mismo lado y separados por una mesita. Zhou me invitó a tomar asiento en el sillón a su derecha.

Detrás nuestro, había dos enormes floreros con orquídeas, tras los cuales se escondían un hombre y una mujer que, según logré establecer poco después, harían de traductores. Era una escenografía como la que usan los jefes de Estado para sacarse una foto con un visitante extranjero, salvo que la ubicación alineada de las sillas con la misma orientación lo obligaba a uno a tener el cuello girado hacia la izquierda todo el tiempo. No sé si era una tortura china, pero hacia la mitad de la entrevista, después de una hora con el cuello girado 90 grados a la izquierda para mirar a Zhou, y 180 grados para escuchar la traducción que venía de atrás del florero, estaba más preocupado en evitar quedarme con el cuello duro o la espalda petrificada que en lo que me estaba diciendo el funcionario con gran dedicación. Pero entre lo poco que saqué en claro de la entrevista, estaba el hecho de que el capitalismo en China está mucho más avanzado de lo que yo creía.

El Estado chino actualmente controla menos del 30 por ciento del producto bruto nacional, mientras que un 60 por ciento está en manos del sector “no gubernamental”, y un 10 por ciento en manos colectivas. China ya tiene 3,8 millones de empresas privadas, que constituyen “el principal motor del desarrollo económico, y la fuente de empleos que está creciendo más rápidamente”, me dijo el florero angloparlante ubicado detrás de Zhou.

—Uau!!! —exclamé—. Jamás pensé que un 60 por ciento de la economía china ya estuviera en manos del sector privado.

—No está en manos del sector privado —se apresuró Zhou—. Está en manos del sector no gubernamental.

— ¿Y cuál es la diferencia entre el sector no gubernamental y el sector privado? —pregunté buscando entre los pétalos de orquídeas algún fragmento del rostro de la traductora.

—Bueno, hay diferentes formas de convertir a las empresas públicas en empresas no gubernamentales, según cómo se reparten las acciones —replicó la voz detrás del florero.

— ¿Y cuál es la diferencia entre eso y privatizar? —insistí.

—En realidad, no mucha —respondió el florero parlante, mientras Zhou sonreía con picardía.

CONTINUARA EL PROXIMO LUNES…

viernes, 3 de abril de 2009

Troy Southgate es originario de Crystal Palace, en el sur de Londres, es el padre del llamado Nacional-Anarquismo en tierras britanicas. En sus años de adolescente se convirtió en un activista del National Front británico. La organización en ese momento había realizado una importante ruptura ideológica con el odio racial de la década de 1970 y declaró abiertamente su oposición al racismo y la supremacía blanca a favor de una política de respeto mutuo y el separatismo de todos los pueblos. El 5 de diciembre de 1988, Southgate fue declarado culpable de daño corporal real y reyerta en Lewes, por un asalto a un técnico de laboratorio del Partido Comunista Revolucionario. Esto ocurrió durante un enfrentamiento en la playa de Brighton, en mayo de 1987, diecinueve meses antes. Fue condenado a dieciocho meses, y encarcelados en las prisiones Northeye y Lewes, . En el otoño de 1989 se incorporó a la Tercera Posición Internacional, una escisión del FN, y se convirtió en redactor de varias publicaciones locales, como The Kent Crusader. Southgate luego fundó el Movimiento Nacionalista Inglés –ENM- y durante este tiempo editó revistas como La Cruzada y La Variante Inglesa.

Más tarde, en 1998 él y otros miembros del ENM fundaron la Facción Nacional Revolucionaria, que él describe como "una dura organización revolucionaria basada en una celda subterránea de estructura similar, a la utilizada por el Movimiento de Resistencia Islámico –Hamas- y el IRA", que operan desde el principio líder de resistencia.

El 16 de enero de 2005, Southgate y otros asociados lanzaron un nuevo vehículo, Nueva Derecha, con una reunión en el centro de Londres. Nueva Derecha, que tiene mucho más en común con el francés Nouvelle Droite que con la nueva política, en el sentido de derecho angloamericano, se describe a sí misma como  "dinámica y estrictamente metapolitical, tiene por objeto unir a los diferentes ámbitos y obtener todos la misma dirección "

Southgate y sus ideas políticas se han debatido en diversos libros y publicaciones, entre ellas: Despierta la bestia -1999- de Martin A. Lee, el fascismo internacional: teorías, causas y el nuevo consenso de Roger Griffin -2002-,  o Domingo Negro -2003- etc.

Os dejamos con un texto suyo:

Superando el tercer posicionismo

La obsesión del hombre con los conceptos trinitarios ha durado miles de años. De hecho, cuando se nos presentan dos opciones –y ninguna de las dos nos convence– buscamos siempre una tercera opción, más allá de ambas. A finales del siglo sexto antes de Cristo, el famoso sabio budista, el príncipe Gautama, rechazó el llevar una vida de opulencia y autocomplacencia y buscó en la autodisciplina y la negación una vía alternativa. Tras llevarse al borde de la muerte por inanición, el príncipe comprendió que existía un tercer camino más allá del lujo. En este caso, el camino fue la senda de la meditación y el desprendimiento, un proceso que venía a superar a ambos modos de vida. Es posible hacer un interesante paralelismo entre el ejemplo de Gautama en su  rechazo de la vida disipada y la búsqueda de una alternativa al Capitalismo a lo largo de los siglos XIX y XX. La solución, como bien sabemos, fue el Comunismo. De hecho, el siglo pasado se puede percibir como el período en el que tuvo lugar la lucha entre estas dos ideologías tan amargamente opuestas. Pero tal y como Hilaire Belloc observó en “La Restauración de la Propiedad” (*The Restoration of Property, 1936) hace más de sesenta años, las diferencias entre ambas ideologías no eran tan importantes como algunos de sus partidarios pudieron afirmar en algún momento. “La única diferencia entre una turba de ingleses libres –capitalistas- que dependen de no faltar a sus puestos de trabajo para subsistir y  un rebaño de rusos serviles –comunistas-, es que los primeros están explotados en beneficio privado y los segundos por el Estado de manera comunal. El objeto de las clases dirigentes rusas es el establecer una burocracia cómoda para sí mismos y sus intereses fundamentada sobre la labor y el esfuerzo del proletariado. El objeto de la clase dirigente inglesa es incrementar sus fortunas privadas sobre las espaldas de la clase obrera explotada.  Nosotros necesitamos algo distinto a cualquiera de los dos” Así, el Comunismo no es considerado como el antídoto del Capitalismo, sino como un síntoma y un producto de él. La búsqueda de Belloc de una alternativa al Comunismo y al Capitalismo se manifestaría en la “Distribucionist Leage”, fundada junto a  G.K. Chesterton. Ambos fueron famosos conversos al Catolicismo y se inspiraron en el “Rerum Novarum”, una encíclica de  aquel tiempo con la que el Papa Leo XIII contestó al desafío comunista ateo con la propuesta de que las riquezas debían ser distribuidas más equitativamente  y los trabajadores tratados con mayor dignidad. Como veremos más adelante, Belloc y Chesterton se acabarían convirtiendo en dos de los más importantes ideólogos de la nueva Tercera Posición.

A finales de los 70, la organización National Front (NF) experimentó un crecimiento sin precedentes.  Virtualmente indistinguibles del más moderado Partido Conservador  en el que se defendían los valores de la familia, la ley y el orden, la pena de muerte,  y muchas otras políticas de la extrema derecha, el NF se convirtió en un grupo popular por su oposición al multiculturalismo y el apoyo a la obligatoria repatriación de todos los inmigrantes no blancos. En 1979, no obstante, el NF fue derrotado en las elecciones tras algunas afirmaciones de Margaret Thatcher contra la inmigración y el problema que ésta representaba.  Como consecuencia, muchos de los simpatizantes del NF migraron hacia los puntos más moderados del Centro-Derecha, aunque como era de esperar, la propuesta de la señora Tatcher de combatir la inmigración nunca se consolidó en la práctica.

A partir de este momento, el NF cayó en un período de fraccionalismo, este retroceso hizo que la complicada amalgama ideológica que había combinado aquel tiempo bajo una sola bandera se quebrara y comenzó una amarga lucha entre conservadores reaccionarios, neonazis violentos y revolucionarios. Los lumbreras como Martin Webster o John Tyndall salieron del partido  a principios de los ochenta, para dejar el camino libre a una nueva generación de jóvenes activistas como  Dereck Holland, Nick Griffin, Patrick Harrington y Graham Williamson. Estos  estaban influenciados por organizaciones de la “tercera vía”, y en particular por la “Terza Positione” italiana y el exiliado de Italia en Londres, Roberto Fiore. La estrategia de la tensión –Anno  di Piombo– que caracterizó la política italiana de los 70, que llevó a la creación de bandas paramilitares como  la Nuclei Armati Rivoluzionari -Núcleos Armados Revolucionarios-, así como a  manifestaciones en las calles en las que se elogiaba tanto a Mao como a Hitler. Muchos miembros del NF se inspiraron en Otto Strasser, un miembro del NSDAP que se enfrentó a Hitler por su traición a los principios socialistas del partido. Así, para el NF, se inició una nueva era de política revolucionaria.  Una, en la que los límites  de izquierda-derecha debían ser rechazados totalmente y redefinidos de nuevo desde cero.

En 1983, el NF británico comenzó a publicar una serie de revistas revolucionarias tituladas “Rising: Booklet For The Political Soldier”, en cuyos detallados artículos  trataban sobre conceptos de lucha y sacrificio político. Entre tanto, el panfleto de Dereck Holland, “The Political Soldier”, inspiró  a una nueva generación de activistas muy influenciada por el filósofo italiano Julius Evola. En 1986 el NF, ya del todo liberado de los “Tories” y de los reaccionarios y mucho de  la mortificante izquierda tradicional, comenzó a forjar alianzas con organizaciones separatistas negras como la “Louis Farrakhan Nation of Islam” y a elogiar terceros posicionismos como el del Iran de Jomeini. De hecho, mientras anteriormente los trabajos de Belloc y Chesterton fueron utilizados para proporcionar una única plataforma económica al NF, la nueva dirección abogaba por la “Ley Popular”, una interesante teoría sociopolítica según la cual la estructura de la sociedad inglesa se debe descentralizar en un grado similar al de la Libia del coronel Gadafi. No en sus aspectos culturales, sino en los administrativos ,en lo que concierne al establecimiento de comités vecinales, de área y regionales a través de  cuya fuerza las reivindicaciones se podrían canalizar decisivamente  hacia arriba desde la raíz de la sociedad. Esto estaba en fuerte contraste con la anterior dependencia del NF del sistema electoral. El NF, en respeto con sus nuevos homólogos libios, comenzó a distribuir copias del libro verde de Gadafi y a repetir una y otra vez el lema  de “ninguna representación sin participación”. Como consecuencia, el rechazo en las elecciones confirmó su inevitable entrada en el campo revolucionario de la política extraparlamentaria. El movimiento abogó  por la independencia, la solidaridad europea, la anti-inmigración positiva y la cooperación con las comunidades negras y asiáticas del país.

Estos fueron tiempos emocionantes para los partidarios del nacionalismo revolucionario pero los choques personales tendieron a prevalecer a todos los niveles y acabaron rompiendo el movimiento en pedazos  el otoño de 1989.  A un lado estaban ubicados los partidarios de Dereck Holland, Colin Todd, Nick Griffin y Roberto Fiore, todos ellos envueltos en el establecimiento de un nuevo proyecto rural en el norte de Francia. En el otro lado estaban Patrick Harrington, Graham Willianson y David Kerr, los cuales creían que el centro administrativo  de la organización debía permanecer en las Islas Británicas. Holland, Todd, Griffin y Fiore se fueron para formar la “International Third Position” (ITP), mientras que Harrington y los partidarios restantes del NF disolvieron el movimiento en marzo de 1990 y formaron  Third Way”. Pero para los que creyeron que el dinamismo revolucionario de finales de los 80 iba a continuar, todo acabó en decepción y desaliento. “Third Way” se volvió muy  conservador y comenzó a hacer campañas antifederalistas y de defensa de la Libra, además ahora se considerarían  como el “centro radical”. El ITP por su parte, comenzó a intentar infuenciar a los católicos tradicionalistas agrupados alrededor de la sociedad St.Pius X, que para horror de la mayoría de sus miembros tomó el desastroso camino hacia el fascismo reaccionario. Así, mientras un sector del NF se había convertido en “respetable” y centrista, el otro abrazaba los principios de Mussolini, Petain y Franco. Para el ITP el inevitable hundimiento vino en 1992.

En esta época yo ya estaba involucrado en el NF –y consecuentemente en el ITP – desde que entré como adolescente en 1984. En aquellos años yo trabajé como organizador regional tanto con Sussex NF como con la rama de los Tunbridge Wells del ITP; publicaba fanzines y revistas como “The Kent Crusader”, “Surrey Action”, “Eastern Legion” y “Catholic Action”. Sumadas a “Northern Rising” (publicada por las ramas del IPT de Yorkshire y Lancashire), estas publicaciones abarcaban las cuatro quintas partes de la producción literaria de la organización. Cuando el ITP virtualmente se desintegró en 1992, todas estas revistas le retiraron su apoyo. El ITP, a su vez, sacó el Final Conflict, una mezcla de subcultura skinhead y fanatismo cristiano.

La división tuvo lugar por diversas causas, una muy notable fue el hecho de que el ITP rechazó la estructura de la organización interna que fue usada con tan gran efecto durante el período del NF. Sumado con el hecho de que Dereck Holland y muchos otros habían abandonado el país y estaban completamente desinteresados en la lucha de la de la Tercera Posición en Inglaterra; Roberto Fiore, por su parte, fue atacado por mi y muchos otros por su involucración en una empresa despiadadamente capitalista que tenía en Londres. Muchos activistas cesantes del ITP acusaban además a Holland y a Fiore de robar varios miles de libras del movimiento que habrían invertido en propiedades privadas dentro del enclave rural del grupo en el norte de Francia. Pero el factor decisivo para la ruptura fue la creciente obsesión del movimiento con el catolicismo radical y el neofascismo reaccionario.

De los andrajosos restos del ITP vino una nueva organización independiente, el English Nationalist Movement (ENM). Fueron hechas nuevas tentativas  para volver a plantear los principios de la Tercera Posición, y las publicaciones del ENM como “The Crusader and Catalyst” atacaron a Hitler y a Mussolini y prefirieron emular socialistas ingleses locales como Robert Owen, William Cobbert, Robert Blatchford y William Morris.  Esto fue combinado con un llamamiento a la acción. El ENM, además, hizo campaña contra el Unionismo, abogando por la desintegración de las Islas Británicas en siete naciones distintas: Inglaterra, Escocia, Gales, Ulster, Irlanda, Mannin (Isla de Man) y Kernow (Cornwall). Mientras, su servicio de prensa, “The Rising Press”, distribuyó libretos y panfletos alrededor de  una  amplia gama de asuntos que incluían los trabajos de Otto y Gregor Strasser, Corneliu Cordeanu o el coronel Gadafi.

En 1998 el ENM cambió su nombre por el de “National Revolutionary Faction” (NRF) y comenzó a hacer llamamientos a la insurrección armada contra el Estado Británico y otras cosas más radicales. Una serie de  detallados folletos y boletines fueron distribuidos entre los nacionalistas a lo largo de todo el país intentando acabar con la obsesión del BNP con las marchas y las elecciones, se luchaba contra la partitocracia y el sistema democrático en si. La refundada organización forjó también contactos con otros grupos de la Tercera Posición semejantes como Nouvelle Resistance (Francia), the American Front, Spartacus (Canada), the Canadian Front, Alternativa Europea (España), National Destiny (Nueva Zelanda), Devenir (Bélgica), Rivolta (Italia), Freie Nationalisten (Alemania) y el  Partido Nacional Bolchevique (Rusia). El nacionalbolchevismo es un concepto que busca establecer una alianza entre el Este y el Oeste, y el cual existe desde hace muchos años. Sus primeros partidarios fueron personas como Arthur Moeller van der Bruck o Ernst Junger, ambos abogaron por la alianza  de Alemania con la Rusia bolchevique. NB es en la actualidad usualmente asociado con autores rusos contemporáneos como Alexander Duguin, y se convirtió en uno de los principales intereses del NRF. En gran medida porque ese grupo apoya la creación de un bloque euroasiático descentralizado en contraposición a la hegemonía norteamericana.

En años recientes el NRF ha rechazado la postura de la Tercera Posición, y ahora se describe a si mismo como un movimiento Nacional-Anarquista. En otras palabras, mientras los partidarios de la Tercera Posición abogan por ir más allá del Capitalismo y el Comunismo, los nacional-anarquistas han decidido trascender ése tercer posicionismo y su noción de “más allá”. De acuerdo con el conocido pensador anarquista Hakim Bey, escrito en Millenium(1996): “Hace cinco años todavía seguía siendo posible ocupar una tercera posición en el Mundo,  un “ni lo uno ni lo otro” de rechazo o  astucia, un reino fuera de la dialéctica”. Él parte de la premisa de que dónde no existe un segundo, una oposición, no puede haber tampoco un tercero, un “ni lo uno ni lo otro”. Así, la opción queda en que: o bien nos aceptamos como los “últimos seres  humanos”, o nos aceptamos a nosotros mismos como oposición. Esto ha conducido al NRF a elogiar a pensadores anarquistas como Bakunin o Preudhon, también a rechazar el concepto de Estado y a abogar por la creación de enclaves independientes “en los que los NA puedan vivir según sus principios e ideales”. Los NA también declaran que, incluso después del hundimiento de la Civilización, ni esperan ni desean construir una infraestructura nacional, pues creen que los individuos semejantes y pragmáticos deben poder instalar y mantener comunidades orgánicas de su propia elección. Esto no significa que el NRF haya traicionado su opinión sobre el orden natural y la separación racial, sino que ahora ya no tiene ningún interés en imponer su postura a otras personas. El NRF, además de introducirse en el Nacional-Anarquismo, también se ha implicado en diversas campañas ecologistas, manifestaciones anticapitalistas y en círculos de liberación animal.

El NRF ha sido muy influenciado por “Alternative Green”, grupo creado en la estela de la dimisión de Richard Hunt como editor de  un periódico izquierdista “Green Anarchist”.  Sus análisis económicos sobre la esencia explotadora Occidental del Tercer Mundo, así como su rechazo general a la división del laborismo, ha conducido a la  alianza entre “Alternative Green”, el NRF, “Nationale-Anarchie” (nacionalanarquistas alemanes), “Wessex Regionalists”, Oriflamme (medievalistas), “Albion Awake” (organización cristiano-anarquista), “El Movimiento Anárquico” (infuenciado por Jünger y Evola) y  otros grupúsculos diversos, todos con la firme creencia de que  todos los opositores al capitalismo de todo el espectro deben trabajar conjuntamente para intercambiar ideas y estrategias. En mayo de 2000 estos elementos efectuaron la primera feria herética anarquista en Brighton, lanzando una nueva alternativa política llamada Beyond Left-Right. Esta ha sido atacada desde entonces por una variedad de anarco-dogmáticos de la izquierda,  el grandilocuente “International Workers of the World” (IWW) y la “Anti-Fascist Action” (AFA). Hasta la fecha, no obstante, estos diversos grupos no han explicado por qué los NRF o sus aliados merecen el epíteto de “fascistas” ni tampoco por qué deben ser reprimidos con la violencia. Además, menos todavía han sabido definir el sentido  real del fascismo que dicen perseguir.

Dado que ideologías como el Nacional-Socialismo, Nacional-Comunismo y Nacional-Bolchevismo ya habían procurado combinar dos opuestos aparentemente contradictorios, la llegada del Nacional-Anarquismo era algo de por si inevitable. Pero por su parte,  lo que distingue al NRF de sus homólogos –anarquistas- del espectro izquierda-derecha dominante, es el hecho de que éste está intentando crear una síntesis.

De hecho, síntesis -“Synthesis”- es el nombre de una nueva revista en internet establecida por el “Cercle de la  Rose Noire” a través de la cual pensadores del NRF, evolianos y miembros de la ya extinta “White Order of Thule” (WOT) promueven la estrategia triádica de  Anarquía”, “Ocultismo” y “Metapolítica”. El espacio de internet del Círculo http://www.rosenoire.org/ ha presentado Nacional-Anarquistas con una perspectiva esotérica, convirtiéndose en un interesante recurso contra-cultural en el cual artículos, ensayos, poesía, entrevistas y análisis pueden ser fácilmente encontrados.

Las similitudes entre la triádica estrategia del Nacional-Anarquismo y el análisis triádico del famoso filósofo alemán, Georg Friedrich Wilhelm Hegel son tremendas. Hegel creía que  cuando nos enfrentamos con la ineficacia o imperfección de un pensamiento o de una afirmación –tesis-, estamos creando su negación –antítesis-, y que el resultado de todo ello sería la negación de ambos y su consiguiente superación –síntesis-. Una vez ocurre esto, la síntesis puede desarrollar de nuevo una antítesis comenzando así el proceso otra vez. Esto nos lleva de nuevo a nuestras posturas iníciales sobre los conceptos trinitarios. Cuando  es considerado  desde esta perspectiva, el Nacional-Anarquismo aparece como el lógico paso hacia el siguiente despertar espiritual e intelectual de la humanidad.

jueves, 2 de abril de 2009

Aunque parezca ciencia-ficción, la verdad es que alguien sigue constantemente nuestros pasos. Dejando de lado el control lejano de satélites o de aviones-espía, cuya sofisticación alcanza hoy límites inimaginables, múltiples cámaras graban a pie de calle lo que hacemos. Si entramos en un gran almacén o en un banco, los controles de vídeo y de sonido continúan allí, captándonos el más mínimo gesto. Ni siquiera el propio hogar es un baluarte en el que podamos sentirnos libres del ojo de ese Gran Hermano al que la tecnología actual permite saber dónde estamos, qué decimos por teléfono o qué mensajes enviamos por internet.

En épocas que parecían ideales para el disfrute de los derechos ciudadanos, resulta que la intimidad está desapareciendo y no hay dato nuestro, por muy íntimo que sea, que no se nos pueda robar impunemente. El terrorismo internacional ha sido la disculpa perfecta que algunos esperaban para, en nombre de la seguridad común, abrir grandes bases de información en las que todo cabe: descripción personal, currículum académico, religión, costumbres, vida laboral y asociativa… Hasta el ADN ha pasado a formar parte, en no pocos países, del enorme almacenaje de reseñas nuestras que se acumulan por ahí y cuya deriva en el futuro resulta imprevisible.

En determinadas circunstancias -no siempre delimitadas con claridad por la ley- la policía puede hacer tomas incluso de ADN, que es nuestro yo absoluto, nuestra descripción más esencial y certera, nuestro espejo de posibles enfermedades hereditarias o degenerativas. Teóricamente, el acceso a datos tan sensibles está reservado a juzgados y comisarías, pero ¿resulta atrevido sospechar que no dejarán de producirse fugas de información? ¿Resulta aventurado creer que el banquero que nos va a dar un crédito o la compañía que se dispone a hacernos un seguro de vida o el empresario al que solicitamos un trabajo apetecerán conocer circunstancias que les ayuden a no jugarse los cuartos? ¿No habrá individuos que pagarán lo que sea por asomarse a la intimidad de las personas?

Qué lejanos parecen ya los tiempos en los que, cuanto se conocía oficialmente de uno, era su nombre y apellidos, su estado civil, su profesión, una huella dactilar y poco más. No existían documentos nacionales con “chip” ni tarjetas magnéticas, ni expedientes secretos. Pensábamos que sólo las dictaduras sufrían la querencia de controlarlo todo, pero han bastado en el mundo algunos atentados y un contexto emocional fuerte provocado  para que nosotros mismos hayamos confiado a otros nuestra independencia y cedamos informaciones secretas que nos permiten ser lo que somos.

Lo más “cómico” de esto es que todo lo expuesto se desprende de la trama de muchas de las novelas de ficción de las que hemos hablado en el blog... ¿coincidencia? ó, como dice Vendetta, “las coincidencias no existen, sólo existe la ilusión de creer que existen coincidencias”.

Cada quien decide por si mismo si... Como Alicia, abre los ojos, sigue a la liebre, y toma la píldora roja o la azul… 

miércoles, 1 de abril de 2009

La crisis está dejando sin comida a miles de personas en España y todo el mundo. A la cifra de 850 millones de hambrientos “oficiales”, el Banco Mundial añade cien millones más fruto de la crisis actual. El “tsunami” del hambre no tiene nada de natural, sino que es resultado de las políticas impuestas durante décadas por las instituciones internacionales. Hoy, el problema no es la falta de alimentos sino la imposibilidad para acceder a ellos debido a sus altos precios.

Esta crisis deja tras sí a una larga lista de perdedores y de ganadores. Entre los más afectados, se encuentran como de costumbre hombres, mujeres, niños y niñas pobres urbanos… En definitiva, aquellos que engrosan las filas de los oprimidos del sistema capitalista. Entre los ganadores, encontramos a los vampiros de las multinacionales de la industria agroalimentaria que controlan de origen a fin la cadena de producción, transformación y comercialización de los alimentos. De este modo, mientras la situación de crisis azota, las multinacionales del sector ven multiplicar sus ganancias.

La cadena agroalimentaria está controlada en cada uno de sus tramos -semillas, fertilizantes, transformación, distribución, etc.-por vampiros que consiguen grandes beneficios gracias a un modelo agroindustrial liberalizado y desregularizado. Un sistema que cuenta con el apoyo explícito de las élites políticas y de las instituciones internacionales que anteponen los beneficios de estas empresas a las necesidades alimenticias de las personas y el respeto al medio ambiente.

La gran distribución, al igual que otros sectores, cuenta con una alta concentración empresarial. En Europa, entre los años 1987 y 2005, la cuota de mercado de las diez mayores multinacionales de la distribución significaba un 45% del total y se pronosticaba que ésta podría llegar a un 75% en los próximos 10-15 años.  En países como Suecia, tres cadenas de supermercados controlan alrededor del 95,1% de la cuota de mercado; y en España, unas pocas empresas dominan el 53% del total.

Las megafusiones son la dinámica habitual en el sector. De este modo, en nombre de la globalización, las grandes corporaciones, absorben a cadenas más pequeñas en todo el planeta asegurándose su expansión a nivel internacional.

Este monopolio y concentración permite un fuerte control a la hora de determinar lo qué consumimos, a qué precio lo compramos, de quién procede, cómo ha sido elaborado, con qué productos, etc. En el año 2006, la segunda empresa más grande del mundo por volumen de ventas fue Wal-Mart y en el listado de las cincuenta mayores empresas mundiales se encontraban también, por orden de facturación, Carrefour, Tesco, Kroger, Royal Ahold y Costco.

Nuestra alimentación depende cada día más de los intereses de estas grandes cadenas de venta al detalle y su poder se evidencia con toda crudeza en una situación de crisis.

De hecho, en abril del 2008 y frente a la situación de crisis mundial, las dos mayores cadenas de supermercados de Estados Unidos, Sam’s Club -propiedad de Wal-Mart- y Costco -de venta a mayoristas-, apostaron por racionar la venta de arroz en sus establecimientos aludiendo a una posible restricción en el suministro de este cereal.

En Sam’s Club, se limitó la venta de tres variedades de arroz, así como la compra de sacos de arroz de nueve o más quilos a un total de cuatro por cliente; en Costco se restringió la venta de harina y de arroz frente al aumento de la demanda.

En Gran Bretaña, Tilda -la principal importadora de arroz basmati a nivel mundial- también estableció restricciones a la venta de arroz en algunos establecimientos al por mayor.

Con esta medida se puso en evidencia la capacidad de las grandes cadenas de distribución de incidir en la compra y venta de determinados productos, limitar su distribución e influir en la fijación de sus precios. Un hecho que ni siquiera se había producido en Estados Unidos tras la II Guerra Mundial, cuando sí se restringió el acopio de petróleo, neumáticos y bombillas, pero no de alimentos.

No tardaremos mucho en ver este tipo de medidas en España a medida que se acerca la tan irremediable como temida deflación.  Es más, ya las empezamos a ver con las campañas de consumo de marcas blancas.

Otra dinámica que se ha puesto de relieve frente a la situación de crisis alimentaria ha sido el cambio de hábitos a la hora de hacer la compra. Ante la necesidad, por parte de los clientes, de abrocharse el cinturón y buscar aquellos establecimientos con precios más baratos, las cadenas de descuento han sido las que han salido ganando. En España, estos supermercados han visto aumentar sus ventas entre un 13% y un 9% -a falta de confirmación oficial- el primer trimestre del 2009 respecto al año anterior.

Otro indicador del cambio de tendencia es el aumento de las ventas de marcas blancas, como antes comentábamos,  que ya suponen según datos no oficiales del primer trimestre del 2009, en España un 52,8%. Cuando son, precisamente, las marcas blancas las que dan un mayor beneficio a las grandes cadenas de distribución y permiten una mayor fidelización de sus clientes.

Pero más allá del papel que la gran distribución pueda jugar en una situación de crisis -con restricciones a la venta de algunos de sus productos; cambios en los hábitos de compra, etc.-, este modelo de distribución ejerce a nivel estructural un fuerte control e impacto negativo en los distintos actores que participan en la cadena de distribución de alimentos: campesinos, proveedores, consumidores, trabajadores, etc. De hecho, la aparición de los supermercados, hipermercados, cadenas de descuento, autoservicios etc… en el transcurso del siglo XX, ha contribuido a la mercantilización del qué, el cómo y el dónde compramos supeditando la alimentación, la agricultura y el consumo a la lógica del capital y del mercado. Por todo esto, creemos que el hurto en grandes superficies esta más que justificado, puesto que no está muy claro quien roba a quien. 

Así que ya sabéis...

martes, 31 de marzo de 2009


Hoy os recomendamos El Rebaño Ciego, un clásico de la ciencia ficción de la mano del legendario autor John Brunner, galardonado con el premio Hugo y dos veces ganador del British Science Fiction Award; un visionario que predijo la creación de internet y acuñó el término "gusano" para describir ciertos virus informáticos. Contiene un prólogo de david brin, y un epílogo del ecologista james john Bell. 

La contaminación atmosférica ha llegado a tales extremos que ponerse una máscara de gas para salir a la calle es ahora lo más corriente del mundo. Las tasas de mortandad infantil siguen subiendo, y todo el mundo parece estar aquejado de algún tipo de enfermedad. El agua es tóxica y sólo los pobres beben del grifo. Las acciones del gobierno son inútiles, cuando las emprende, y las grandes corporaciones se disputan los beneficios de las ventas de purificadores de agua, máscaras de gas y alimentos "biológicos".

El ecologista austin train vive a la carrera. Los trainitas, activistas medioambientales y terroristas ocasionales, quieren que encabece su movimiento. El gobierno lo quiere entre rejas o, a ser posible, ejecutado. Los medios de comunicación quieren espectáculo. Todo el mundo tiene algún plan para train, pero él ya ha trazado los suyos. Y pronto dejará de correr...

lunes, 30 de marzo de 2009

Parte 2

Los nuevos ricos chinos 

Según la Academia China de Ciencias Sociales, ya existen unos 10 mil empresarios chinos que han superado la barrera de 10 millones de dólares cada uno. Si uno toma en consideración la corrupción y la economía informal, probablemente la cifra sea varias veces mayor. Y los nuevos ricos chinos, como sus antecesores en los Estados Unidos y Gran Bretaña a finales del siglo XIX, presumen de su fabulosa riqueza a los cuatro vientos. Uno de los nuevos millonarios, Zhang Yuchen, no sólo construyó una réplica del Château Maisons-Lafitte de París, erigido en 1650 por el arquitecto francés François Mansart sobre el río Sena, sino que lo “mejoró” —según dijo— agregándole un jardín de esculturas copiado del palacio de Pontainebleau. “Me costó 50 millones de dólares, porque quisimos hacerlo mejor que el original”, se ufanó Zhang. Otro supermilionario pagó 12 mil dólares por una mesa para la cena de fin de año en el restaurante South Sea Fishing Village, de la provincia sureña de Guangdong. El resto de las mesas de año nuevo del restaurante valían 6 mil dólares. Cuando la noticia salió en la prensa, durante mi estadía en China, otro restaurante quiso sumarse a la ola publicitaria y anunció que ofrecía su mesa principal para la noche de año nuevo por 37 mil dólares. Entre otros manjares, el restaurante de Chongking, en el sudoeste del país, ofrecía una sopa de gallina cocinada con un ginseng de cien años de antigüedad. Tan sólo la sopa costaba 30 mil dólares, se ufanó el restaurante.

En el Changan Boulevard, el tráfico es tan denso como en las otras ciudades más pobladas del mundo, si no peor. De los 13 millones  de habitantes de la capital china, unos 1,3 millones ya tienen automóviles. Y muchos de los coches que circulan por la Changan son Audi. —el favorito de los empresarios y altos funcionarios, que cuesta unos 60 mil dólares—, Volkswagen Passat y Honda. Según el China Daily, el periódico destinado a la comunidad de extranjeros en China, las ven-tas de automóviles de lujo se han disparado en los últimos cinco años: Mercedes Benz ya vende unos 12 mil por año, BMW alrededor de 16 mil, y Audi unos 70 mil. La demanda interna por autos de lujo ha crecido tanto que Mercedes Benz se ha asociado con un grupo chino para montar una planta que a partir de 2006 tendrá capacidad para fabricar unos 25 mil Mercedes por año en China.

Y la gente por las calles parece mejor vestida que en Nueva York o Londres. Gracias a la gigantesca industria de la piratería, por la cual los chinos producen un porcentaje de sus bienes por encima de los pedidos de sus clientes, y luego los venden en China y en el mercado negro internacional por una fracción de su precio, la gente en las calles de Beijing y las otras grandes ciudades parece estar estrenando ropa constantemente, como si el país entero estuviera saliendo de las navidades todas las semanas. Los chinos han cambiado el traje Mao por el Armani pirateado, o alguna de sus versiones locales. Hasta en los barrios de clase media baja y pobres de Beijing, uno ve gente en ropa barata, pero casi siempre nueva. La primera impresión de cualquier visitante en Beijing, sin dudas, es de perplejidad total por la rapidez y el entusiasmo con que un país que hace tan sólo veinte años era conocido por sus hambrunas y su cerrazón al resto del mundo se ha convertido del comunismo al consumismo. Y, como me lo señaló Xu Yiiin, un veterano traductor que había pasado los mejores años de su vida en Cuba traduciendo a Mao al español, la segunda impresión de Beijing a menudo es de aun mayor asombro que la primera: “La gente que vuelve después de cuatro o cinco años no puede creer todos los nuevos edificios y avenidas que se han construido. Aquí, las autoridades municipales deben rehacer los mapas cada seis meses”. 

El monumento al consumidor 

En mi primer domingo en Beijing, antes de iniciar mi semana de entrevistas en la capital china, hice la visita obligada al Palacio Imperial en la Ciudad Prohibida, el majestuoso complejo de ocho kilómetros de largo desde donde habían gobernado veinticuatro emperadores de las dinastías Ming y Qing durante varios siglos, hasta el año 1911.

El Palacio Imperial había sido construido en 1406, frente a lo que es hoy la Plaza Tienanmen, y había sido preservado por la revolución comunista de 1949 como un testimonio del pasado Imperial chino. Ahora, es visitado por millones de turistas por año. Los catorce majestuosos palacios de la Ciudad Prohibida —casi todos con nombres como “Sala de la Suprema Armonía”, “Sala de la Pureza Celestial” o alguna variante del mismo tema— estaban maravillosamente preservados, a pesar de haber sido construidos en madera y haber sobrevivido a varios incendios. Hubo dos cosas que me sorprendieron, además de lo inmenso de los palacios en que vivían los emperadores chinos y sus concubinas, que en el caso de uno de ellos llegaban a tres mil. Como latinoamericano, al contemplar la sofisticación arquitectónica de la ciudad imperial, con sus edificios de paredes rojas con ornamentos azules y verdes, y sus techos arqueados adornados con esculturas en cada uno de sus vértices, no pude dejar de pensar que cuando Colón descubrió América, los emperadores chinos ya vivían desde hacía casi un siglo en una ciudad tan avanzada como ésta.

La segunda cosa que me sorprendió, como recién llegado a Beijing, tenía más que ver con la peculiar naturaleza del comunismo chino, o lo que quedaba de él. En cada palacio había un gran cartel de madera explicando, en inglés, el año de la construcción y una breve historia del edificio. Y abajo de todo, chiquitito, con fondo azul y letras blancas, había un rectángulo con la inscripción: “Made possible by the American Express Company”. En la China de hoy, el Partido Comunista conserva los palacios de la dinastía Ming, y deja las explicaciones a los turistas en manos de American Express.

En la ciudad de Shanghai, una metrópoli comercial de unos 16 millones de habitantes en la desembocadura de la cuenca del Yangtzé, sobre el océano Pacífico, todavía queda un gigantesco monumento a Mao, con la mirada en el horizonte, sobre el río Hangpu.

Pero la escultura más visitada en estos días es el nuevo monumento al consumidor que acaba de construir la ciudad a pocas cuadras de allí. En la entrada a la Nanjing Road, la calle peatonal donde se encuentran las principales tiendas comerciales de la ciudad, y por donde caminan a diario cientos de miles de personas, hay dos esculturas de bronce de tamaño natural, que le dan a uno la bienvenida al corazón comercial de la ciudad. Ninguna de ellas es el clásico Mao, con la frente en alto, enarbolando la bandera roja al viento, con sus discípulos cargando fusiles al hombro detrás de él. En su lugar está la figura de una mujer caminando con similar orgullo, pero con dos bolsas de compras en una mano. De la otra mano, la mujer lleva a su hijo, un adolescente sonriente con una mochila en la espalda, que en vez de un fusil tiene una raqueta de tenis sobre el hombro.

El gobierno de Shanghai no llama oficialmente a la escultura un monumento al consumidor, pero los habitantes de la ciudad así la conocen. La placa conmemorativa, en una piedra rectangular de dos metros de ancho, sólo dice que la calle peatonal fue diseñada por el arquitecto francés Jean-Marie Charpentier en 1999, e inaugurada por el gobierno popular de Shanghai. Pero por si a alguien le cabe alguna duda sobre el simbolismo de la escultura, al final de la avenida peatonal, diez cuadras más adelante, hay otro monumento similar del mismo artista, con el mismo tema. Muestra a una pareja con bolsas de compras en la mano, el padre con una cámara fotográfica colgada del pecho, mientras la hija —feliz— lleva media docena de globos. Mientras miles de turistas chinos llegados de todas partes del país se toman fotos al lado del monumento al consumidor con sus nuevas cámaras digitales, Mao permanece solitario, mirando al río, con un aire que uno no puede evitar interpretar como melancólico. 

CONTINUARA EL PROXIMO LUNES…