viernes, 2 de enero de 2009



Salí de estas tierras en busca de cual libertad anhelada,
dirigíme al monte, allí donde las piedras hablaban.

Calles desiertas, colores marchitos, resquicios de melodias en otro tiempo escuchada sombras que vislumbran antiguos rostros, casas vacias antaño habitadas.

Olor a viejo,a viento que agita romero y maderas mojada
lúgubre estampa, silencio atronador y luces apagadas.

Puertas chirriantes asoman el murmullo lejano de un bullicio,
rumores que en pajares avivan historias de amor legendarias.

Paradójica frialdad desoladora de éstas aldeas deshabitadas
contrastan con cálidas mantas tejidas con amor anciano colgadas.

Risas lejanas de niños que con canicas y chapas jugaban,
polvo de tiza en los suelos en los que antes saltaban.

Humildad de vidas sencillas al calor de familias creadas,
felicidad sin ambiciones mas allá de las personas amadas.

susurros de ilusiones y esperanzas de aquellos que con ásperas manos labriegan satisfacción de aquél que telas y comida a su hogar lleva por él confeccionada.

Abandono de culturas, raices y tradiciones al calor de la hoguera contadas, que fuimos olvidando por los parajes de nuestra tierra amada.

Retorno a casa, el espítitu y la faz apesadumbrada
medito cabizbajo, mientras observo villas y cortes desoladas

Rios secos,nubes creadas, frutos desechos, pinos y hayas abrasadas
especies animales escondidas,por la mano del hombre amenazadas.

Cierro la puerta, mi reflejo en el espejo arrugas delatan.
Ahora lo entiendo, el estrés y bullicio me matan.

Ventana abierta, sin fuerzas, observo la reveladora estampa
tráfico y humo, ruido y miseria, velocidad desenfrenada

niños por videoconsolas atrapados, pretensiones plastificadas
animales atados, anuncios que desvirtúan la calidad humana.

Sonrisas rotas, delincuencia barata, información errónea y manipulada
personalidad inpropia,refleja el arte de la pasividad comprada.

Necio arrogante, caes en la cuenta, pierdes la capitalista ceguera,
seguía allí inpertérrita al alcance de quien osase ir a buscarla

Que no te engañen, no les escuches, sólo el dinero
reclaman la libertad aún no se ha perdido, está en el campo olvidada.

HormigaObrera

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