sábado, 31 de enero de 2009
A mediados del siglo XIX existe una idea romántica de las artes y los estilos de vida, a partir de este momento, se suceden una serie de acontecimientos, que hacen cambiar el pensamiento, son los que podríamos definir como abanderados del realismo. Comienzan a sucederse las consecuencias de la revolución industrial, y los conceptos de vida empiezan a cambiar, aparece el concepto de proletariado, debido a la gran demanda de mano de obra, los niños comienzan a trabajar, los horarios de los trabajadores empiezan a alargarse con bastante poco control, las condiciones de vida de todos aquellos trabajadores que tuvieron que dejar el campo para ir a ganarse la vida a la ciudad, son inhumanas debido a que las viviendas existentes en los ensanches planteados, son insalubres, sin iluminación, ni ventilación… en resumen, la sociedad comienza a deteriorarse y la “calidad de vida” de los trabajadores de las grandes ciudades es penosa. Mientras, la burguesía formada por importantes empresarios y terratenientes piensa y se recrean con las ideas romanticistas y fantasiosas, haciendo caso omiso de lo que ocurre al otro lado de la ciudad.
Por su parte, el proletariado comienza a erigirse adoptando doctrinas revolucionarias, ya sean nacionalismos, socialismos, comunismos, anarquismos... algo que les ayudara a buscar soluciones para lo que en sus vidas estaba ocurriendo
El realismo comienza en Francia, cuando a mediados del siglo XIX, unos artistas y pensadores, entre ellos Honoré de Balzac -1799-1850-, se oponen rotundamente a lo fantasioso e indeterminado del romanticismo, queriendo representar e informar lo que ocurre en la realidad, donde existe una gran mayoría de trabajadores con unas condiciones de vida inhumanas y que nadie se estaba preocupando de su bienestar, querían reflejar la sociedad del momento en contraposición de lo que mostraban los sueños románticos. Para estos, la realidad es la única verdad del hombre y del mundo sin falsas representaciones.
Comienzan a preocuparse por representar al hombre en estado natural, sin poses forzadas, lo representan de camino al trabajo, al aire libre, sin fondos inventados de paisajes idílicos, y sí con fondos reales de polución, suciedad, enfermedad y ambiente sombrío.
En pintura y escultura, los artistas se basan en la observación y representan todo aquello que ven ya sea bonito o feo, elimina la ilusión y la ficción de sus obras. En estas artes, el realismo se prolonga hasta casi mediados del sigloXX destacando las obras de realismo social, donde artista tales como Antonio Berni, representan el día a día de los trabajadores, cuando comienza a aumentar la desocupación y las manifestaciones que serán el pan de cada día para las ciudades industrializadas.
En arquitectura destaca sobretodo la obra del italiano Giuseppe Terragni, el cual marcó un antes y un después en la utilización de materiales y de espacios. Elimina todo adorno y espacio inservible de sus construcciones, todo color gratuito. Su arquitectura racionalista, de la mano del realismo, se basa en la utilización de los elementos necesarios que para definir los espacios de cada programa, destaca la sobriedad de lo realizado. La Casa del Fascio, es una obra que elimina todo aquello ornamental realizando un edificio sobrio que asombró al mundo entero, con su blanco impoluto que podría pasar prácticamente por una construcción de hoy en día.
En literatura, destaca Victor Hugo, aunque en principio es considerado romanticista, comienza a empaparse de las ideas realistas e interesarse por mostrar la realidad, como hace en su obra “Los Miserables” donde la historia se resuelve alrededor de Jean, un expresidiario que entro en prisión por robar para comer, y una vez fuera su pasado sigue siendo un lastre.
Los escritores redactan sus escritos tras la observación rigurosa y la reproducción fiel de la vida, toma apuntes de la vida cotidiana, de la forma de vestir, recreándose en sus obras en la descripción de sus personajes y de su entorno. Destacamos sobretodo a Benito Pérez Galdós, que en sus obras representó la vida íntima de los españoles de mediados del siglo XIX, y a Dostoyevski, con sus representaciones de ciudadanos en situaciones dramáticas con escenarios sombríos...
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