martes, 6 de enero de 2009


Hoy abrimos un nuevo apartado dedicado a la lectura en el que recomendaremos aquellas obras que nos parezcan interesantes.
Comenzamos con 1984 de George Orwell; en el se resumen magistralmente la vida de las personas sometidas a un régimen totalitario. Así como nos ofrece otra visión de la sociedad y los peligros de estar siempre controlado. Quizás después de leerlo prestes más atención aspectos que todos conocemos pero no damos importancia.

1984 sitúa su acción en un Estado totalitario llamado Oceanía, el cuál, ha sido implantado tras una revolución de la población contra el sistema capitalista. Dicho estado es gobernado por un único partido, cuya ideología se denomina INGSOC (Socialismo Inglés). Éste, ejerce un control absoluto sobre sus súbditos, a través de diversos instrumentos de control, y sobre los aspectos que conciernen a las personas, tales como su pasado, presente y futuro. En consecuencia, dicho nivel de control ha acabado con asomo alguno de libertad y de verdadero afecto humano.
Winston Smith, el personaje principal de la novela, a pesar de ser miembro del partido, es disidente con la doctrina del partido.


En la primera parte de la novela, vemos cómo toma conciencia sobre la manipulación de la que es víctima. Esto provoca en él, ansias de conocer el modo de vida existente antes de la revolución. Además, medita acerca de su vida, plasmando todo aquello que siente en un pequeño diario. Es decir, piensa en todo aquello que puede poseer y que no posee, debido a que el Gran Hermano (concreción que el partido presenta al mundo) quiere mantener el poder a cualquier precio. Éste sacrifica todo valor humano con el fin de poseer el poder absoluto. Por tanto, dijéramos que Winston, en última instancia, comprende cómo vivir en dicha sociedad, sin entender por qué vivir así y no de una manera diferente. No encuentra sentido alguno a su modo de vida.

En la segunda parte, el descontento existente en su persona le impulsa a rebelarse contra el partido, llevando a cabo actos que el partido considera delictivos. Así, mediante Julia (otro miembro del partido), de la cuál se enamora, infringe la doctrina del partido, puesto que, según esta, el único amor que un miembro del partido debe manifestar, es aquel que debe dirigirse única y exclusivamente hacia la figura del Gran Hermano. Para evitar la presencia de los instrumentos de control, Winston alquila una habitación en una casa de un proletario (clase social menos controlada) para los contactos con Julia. Sin embargo, Winston y Julia son detenidos aquí, ya que dicho alquiler constituye una trampa de la Policía del Pensamiento (instrumento de control social) para detenerlos. Además, Winston junto con Julia decide alistarse en las filas de la Hermandad (grupo que intenta conspirar contra el partido), la cuál, resulta ser una tapadera perfecta para detener a los disidentes, ya que antes o después todo disidente intenta ponerse en contacto con ella. Durante esta parte, a través del libro de Goldstein, el cuál, es proporcionado a aquel que intenta ponerse en contacto con esa hipotética hermandad y que, lógicamente, ha sido editado por el propio partido, Winston descubre el único y verdadero objetivo del partido: el poder absoluto.

En la última parte, vemos cómo Winston es detenido y torturado, con el fin de su reciclaje. Para ello, es sometido a una descomunal tortura, tanto física como psicológica, la cuál, trastornan los sentimientos y principios que posee hacia el partido. Dijéramos que sus principios heréticos son borrados, quedando sólo en él, sentimientos de amor hacia la figura del Gran Hermano.

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