HormigaNoConforme

Empezamos este artículo diciendo que nosotros no vamos a decirle a nadie lo que tiene que hacer con su vida. Todos somos libres de elegir lo que queremos y lo que no. Simplemente entendemos que las drogas son una forma de anular a las personas y con este artículo queremos expresar nuestra opinión sobre las mismas y sus consecuencias. No te hace mejor persona consumir o no y no vamos a ser nosotros quien te discrimine por hacerlo, pero tampoco vamos a caer en la hipocresía de quien las critica mientras las consume. Si consumes, deberías dejarlo cuanto antes o tu vida caerá en picado.

Las consecuencias del consumo de drogas en una persona son fatales, no lo vamos a descubrir nosotros, te anulan, te hacen ver la vida desde un punto pesimista, pierdes la objetividad, hacen que tu vida en cada momento dependa de ellas. Y bajo nuestro punto de vista, le das lo que quieren a quienes nos dominan.

Las drogas y su distribución desde su existencia en la posmodernidad han estado ligadas a los a los Gobiernos y la Democracia. Ya en los años 50, tras el final de la ley seca en Estados Unidos y con la introducción de ellas en el Hampa, se consiguió por un lado, dar un nuevo trabajo a los gangters y por el otro enganchar a la gente, generalmente joven y con menos recursos, a una sustancia que destruiría sus vidas y les quitaba todo animo de revolución. Realmente a cualquier gobierno le parecería perfecto, puedes luchar contra un delincuente, dando una imagen de preocupación por la gente, y a la vez destruir a la gente que más problemas puede causarte. Al fin y al cabo, las personas con menos recursos y los jóvenes son quienes tienen más ansias de libertad y disidencia con el poder establecido.

Esto mismo ocurrió en los años 60 con el nacimiento del fenómeno hippie, miles de jóvenes y grandes mentes, casi todos opositores a la guerra de Vietnam, que empezaron su oposición a la misma con grandes protestas cuestionando a su gobierno, acabaron enganchados al LSD, la Marihuana o la heroína y destrozando sus vidas a la vez que el gobierno podía criminalizarlos y así acabar con toda posible rebelión.

Durante los años 70 y los 80 con las drogas consagradas para los gobiernos como elemento de anulación de las personas, y con la “democracia” expandiéndose por el mundo, el trabajo estaba hecho, solo había que llevarlas allá donde hubiera problemas o atisbos de poder haberlos. Como por ejemplo España en su transición, donde los jóvenes comenzaron a engancharse a las nuevas drogas que llegaban al país de la mano de la “democracia

Pero, ¿por qué solo anular a un sector de la sociedad? ¿Cómo llegar a más gente? ¿Cuántas veces hemos oído eso de que la cocaína antes era para un sector elitista de la sociedad? Snops, altos ejecutivos, gente con poder… La mejor manera en una sociedad consumista y basada en las apariencias y el estatus social, es mostrar la droga como un elemento de distinción, así se consigue que cierta gente que necesita sentirse “distinguida” también caiga en una dependencia que acabara anulándole. Esto es lo que ocurre en la actualidad, con los índices de consumo de cocaína por las nubes.

Hoy en día muchos son los países que viven del trafico de drogas y muchos otros –por no decir la totalidad- los que las “persiguen” a la vez que las toleran. Tolerando, -como por ejemplo en España- su distribución en poblados de los que todos sabemos su existencia pero nadie elimina. Convirtiendo estos asentamientos en auténticos cementerios de muertos vivientes, donde se viven imágenes dantescas de personas que han dado su vida a la droga, consumiendo o haciendo cualquier cosa para poder hacerlo, delante de los ojos de la polícia.

Por todo esto está claro que eres tú el que elige. Puedes destrozar tu vida y la de quienes te quieren y dejarla en manos de un elemento que te anula como persona y te causa graves problemas, físicos y mentales. O elegir tu camino y no dejar que un elemento externo decida por ti.